BOCHICCHIO, Ana L. (2022) Cruzados de Dios. Cristianismo, supremacía blanca y antisemitismo en los Estados Unidos de la Guerra fría (1954-1967), Buenos Aires, Imago Mundi. (261 páginas)
Teología y cultura, año 20, vol. 25, número 1 (mayo 2023), pp. 159-160 ISSN 1668-6233
La tesis, en Historia, de la Dra. Ana Laura Bochicchio, defendida en la Universidad de Buenos Aires, se presenta en formato libro y se lee con entusiasmo por su calidad y actualidad política. El resultado es una obra verdaderamente interdisciplinaria. Encontrar en el título las expresiones “supremacía blanca y antisemitismo”, relacionadas con “Dios” y “cristianismo”, hace que surja la polémica junto con la pregunta: ¿cuáles son las características del dispositivo teológico que legitima esta cruzada? De la lectura de la obra surge la respuesta: no existe tal legitimación.
La autora realiza un excelente trabajo de sistematización que intenta dar forma a un discurso en sí ecléctico. Se lee en la Introducción: “es esencial conocer el modo en que Swift construyó su culto cristiano con bases en la tradición racista local mediante la adaptación al contexto estadounidense de un conjunto marginal y exótico de tradiciones revisionistas de la Biblia, de apócrifos del Antiguo y Nuevo Testamento y exégesis bíblicas provenientes de Europa y del mundo hebreo antiguo” (XIX).
El libro tiene dos partes: la primera lleva el título Christian Identity en el contexto estadounidense y se refiere al aspecto sociohistórico de los imaginarios sociales que están presentes hasta el día de hoy en la cultura estudiada. La segunda, presenta al líder de un culto profundamente racista y antisemita: Wesley Swift y la construcción de la teología antisemita (1954-1967).
Mientras se redactan las líneas de esta reseña vuelve a repetirse una matanza en una escuela, y un expresidente norteamericano justifica la tenencia de armas en la defensa de “los buenos” contra “los malos”. Contrariamente, se puede afirmar que los signos pentecostales del viento, el fuego, y la fuerte alegría, que se confunde con embriaguez, son la caracterización de la experiencia de una humanidad plural, aun hoy no totalmente alcanzada. El camino para lograrlo no es una expedición (cruzada) hacia el enemigo sino el encuentro con el “enemigo” interno: el reconocimiento de las sombras, en lugar de su proyección.
En los Hechos de los Apóstoles 2,1-36 se puede encontrar la experiencia kerigmática de Pentecostés: “se les aparecieron unas lenguas como de fuego que dividiéndose se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse” (v. 3-4). La forma de las llamas se relaciona con el don de lenguas. “Todos les oímos hablar en nuestra lengua las maravillas de Dios” (v. 11). Sin duda, la reflexión que suscitan estas páginas afianza la convicción de que el auténtico lenguaje teológico es el del diálogo y la convivencia de las diversidades, y no el camino del segregacionismo y la condena que demoniza.