Alejandro Blanco Araujo (compilador), ¿Dios en la carne? Religación desde la América profunda IV, Buenos Aires, Ediciones del signo, 2021, 101 páginas.
Teología y cultura, año 19, vol. 24, número 2 (octubre 2022), pp. 196-198 ISSN 1668-6233
Este volumen, una compilación realizada por Alejandro Blanco Araujo, es el resultado del trabajo de un grupo de investigación radicado en USAL que viene trabajando desde hace años y ha editado ya tres publicaciones previas. El libro consta de una breve nota de presentación del compilador, nueve ensayos y un índice temático.
El primer estudio es “Esteco, ciudad palimpsesto”, de Mariano Carou, quien propone una exégesis sobre la vigencia de los relatos sobre Esteco, Salta. La historia cuenta que se trataba de una población rica, vanidosa y licenciosa, que por su conducta recibió un castigo divino anunciado por un misionero a quien nadie atiende, a excepción de una mujer. Esta a último momento torna la vista para mirar y es convertida en piedra. Carou recurre a diversos autores para analizar la compleja configuración del relato, al que caracteriza como “palimpsesto” por los múltiples aspectos que abarca, de los que presenta tanto hipotextos como hipertextos. El autor entiende que la matriz del relato es europea, si bien está en perfecta consonancia con narraciones andinas. En relación con estas últimas, interpreta el sentido del castigo divino en función de la imposibilidad de solidaridad, es decir, el no respeto del principio de reciprocidad andino.
El segundo ensayo lo escribe José Jeremías Castro, se titula “Deseo y desecho. O qué hacer con los restos. Una ecología del exceso”. Castro argumenta sobre su hipótesis: pensar el acto sexual como un trabajo de una materialidad, la carne como superficie de placer de la que surge un excedente que a su vez determina el sentido de los cuerpos. Presenta una lectura de la sexualidad humana vinculada con las relaciones de poder, en tanto que mecanismos y dispositivos regulan el deseo erótico, sujeto a una economía. Su análisis se distancia de la reducción de la sexualidad a la dimensión funcional biológica y la comprende en una dimensión ecológica, esto es, no pensada como un producto, sino como una parte integral del hombre y la naturaleza. Por esta razón, evalúa la relación entre Dionisos y Tlazoltéotl, deidad huaxteca relacionada con la sexualidad.
El escrito de Claudio Columba tiene una fuerte impronta heideggeriana, se titula “Salmo CXXV: de la muerte de Dios a la disolución de lo sagrado”, en el que plantea que el acontecimiento de “la muerte de Dios” no ha sido aun pensado por la filosofía. Sigue ideas de Heidegger y otros que siguen su estela, como Nancy (idea del paso acontecial que salva de la metafísica y lleva a la apertura), Cacciari (propuesta de una “angelología filosófica” para pensar la noción modal de lo posible) y Corbin (figura del ángel y su aspecto intermedio). Presenta la idea de la modalidad de Dios, articula su trabajo en torno a la pregunta por el nihilismo epocal y en qué medida representa un rehúso de lo divino, que califica como cansancio del ángel. Expone la indiferencia que signa el nihilismo epocal contemporáneo, donde la mudez acalla el silencio de lo sagrado, la muerte de Dios no es la muerte de la ontología griega y de la revelación judeocristiana, sino la muerte de la posibilidad de lo sagrado, la inhibición del ángel.
El cuarto ensayo es de Miguel Isola, “Des-sitiar a Dios: Juan Gelman como teólogo. Una lectura dusseliana”, presenta el poema “Preguntas” de Gelman y una hermenéutica del mismo como disputa sobre la comprensión de Dios y la praxis religiosa, que resignifica la cuestión de la carne humana y la encarnación de Dios. El autor vincula el poema con la concepción de San Pablo “vivir en la carne pero no según la carne”, esta es entendida como un territorio en disputa que puede cerrarse sobre sí mismo o abrirse a la otredad, representa el situarse en un espacio-tiempo. Según Isola, el poema de Gelman busca otra comprensión de la religión, una radicalización de la comprensión de lo divino, recuperación de la esencia del cristianismo como movimiento de transformación continua y apertura inclusiva, dirigida hacia lo otro de sí.
Leonel Kodnia titula su ensayo “To touch or not to touch”, comienza con un análisis del verbo “ser” que contrapone a “ocurrir”, los vincula con dos instancias, cuerpo y carne. Expone la idea de un tacto de lo intangible en el que sucede espacialidad, propone una “metafísica de la carne” entendida como análisis metafísico de esa relación con la otredad absoluta presentificada en la ocurrencia del otro, comprende la carne como donación. Presenta la voz del poeta como aquella que puede despojarse del logos para volverse a ese exceso de la physis que es la carne, fondo humano de lo humano. Esto mismo se asocia a la concepción cristiana y el mundo andino, que exponen una continuidad trascendente o una inmanente.
Alejandro Miroli escribe “Puebla, la idea de pobreza y la carne desposeída”, texto en el que en primer lugar expone la relación entre pobreza y la pregunta por Dios en la carne: la pobreza toma los cuerpos y el daño del cuerpo es un daño de la subjetividad, pues el cuerpo es constitutivo de la humanidad. En función de esto presenta y analiza el cuadro de Ernesto de la Cárcova Sin pan y sin trabajo, a partir del que recorre distintas maneras de conceptualizar la pobreza: desde la dimensión estructural signada en cifras a otras propuestas más abarcadoras que contemplan la “dimensión encarnada de la pobreza”. Estas intentan tratar la pobreza relativa, aquella que no resulta homologable entre los sujetos, centrada en el nivel mesosocial. Explica porqué la lucha por el bienestar particular, la expansión de las capacidades y los grados de autonomía de agentes y comunidades deben quedar incluidos en los análisis sobre la pobreza. El autor se sirve del documento de Puebla en el que la concepción de una pobreza positiva implica trascender la mera posesión de mercancías.
Sebastiăo Lindoberg da Silva Campos en “Da carne do açoite nós somos. Missa dos Quilombos, la utopía negra de la libertad” analiza el drama de la esclavitud en Brasil que bajo el estandarte de la Cruz provocó millones de vidas humanas cautivas. Comprende que hay una contraposición entre la concepción de Dios en conceptos absolutos y la de los obispos de la Missa que proponen un Dios en la carne lo más cercano posible a una realidad factible. Aborda el Concilio Vaticano II y la centralidad del concepto de hospitalidad, establece la necesidad de que el mismo se piense junto con la libertad. Presenta cómo la relación entre catequesis misionera y tribus indígenas, el encuentro de civilizaciones, no solo tuvo efectos en estas tierras, sino que transformó también el pensamiento de Europa. La Missa trae en su seno la dimensión religiosa y crítica, religiosa en tanto surge en lo ritual, crítica porque subraya la lucha emancipatoria y reafirma la resistencia a la esclavitud.
“Vox temporis, vox carnis”, trabajo de Alejandro Sly, comienza con un análisis del término “misterio” y su relación con Dios, a partir del cual se focaliza en un misterio central del cristianismo, la kenosis, la voluntad de Dios de tomar la naturaleza humana. Vincula esto con la definición de arte de P. Klee que lo entiende como la presentación de lo invisible. El arte al hacer presente lo invisible participa de la kenosis crística en la medida en que hace visible (Cristo) lo invisible (Dios), un tema que presenta desde varias perspectivas. El autor trata luego sobre legalidad y amor, y la novedad que representa el cristianismo: la legalidad judía se mantiene a la vez que Cristo inaugura un límite ilimitado que responde a una nueva forma de concebir el amor, uno que no completa una falta o una carencia (eros), sino que se da por sobreabundancia (agape), algo íntimamente vinculado con el misterio de la encarnación producto del amor.
Flavia Soldano Deheza titula su trabajo “Jerusalén: el nombre del hambre en el fuerte de Santa María del Buen Ayre”. Menciona los distintos nombres que ha recibido la ciudad de Jerusalén y analiza las etimologías, desde las que formula un vínculo entre el establecimiento en la espacialidad de la paz y el pago de un tributo. Esto lo asocia con conceptos psicoanalíticos que establecen que el pago se realiza con la carne. De acuerdo a la autora, nombrar condensa tiempo y espacio como una geografía encarnada, como sucede en la instauración de un territorio y sus sacrificios inaugurales. Soldano propone diversas analogías entre relatos bíblicos, la historia de Flavio Josefo y los textos conservados sobre la exploración del Río de la Plata, en especial la carta de Isabel de Guevara, primera carta de una mujer del Río de la Plata, en ambos se entrelazan hambre y antropofagia. Jerusalén y su destino fatal mueven la escritura de Flavio Josefo, pero también las reescrituras paleocristiana, patrística y medieval de la Guerra –algo que la autora presenta– y planta hitos del desastre de la geografía simbólica del Nuevo Mundo.
Con estas breves referencias sobre los textos de este volumen presentamos algunas de las ideas centrales que contienen. La riqueza del volumen se debe a la multiplicidad de voces que buscan su singularidad pero a la vez mantienen una relación con ideas centrales de nuestro pensamiento desde una postura crítica.