Teología y cultura, año 10, vol. 15 (octubre 2013), pp. 113-119 ISSN 1668-6233
Todos estamos familiarizados con las muchas quejas de Kierkegaard sobre los efectos negativos de la filosofía de Hegel sobre la religión y específicamente sobre el cristianismo. La razón de una de las principales objeciones de Kierkegaard en este contexto es la afirmación de Hegel de que la filosofía y la religión son similares en cuanto ambas representan formas de conocimiento en diferentes niveles. Hegel es muy conocido por su afirmación de que la religión y la filosofía comparten, en cierto sentido importante, el mismo tema. De hecho, al principio mismo de la Enciclopedia de las ciencias filosóficas escribe que “los objetos [de la filosofía] son, en principio, los mismos que los de la religión. Ambas tienen por objeto la verdad en el más elevado sentido de la palabra, pues ambas sostienen que Dios y sólo Dios es la verdad. Ambas también tratan con el reino de lo infinito, con la naturaleza y con el espíritu humano y la relación de estos entre sí y con Dios como su verdad.” Al principio de sus Lecciones sobre filosofía de la religión, expresa esta idea de manera más radical al hablar sobre la filosofía y la religión como una unidad. Hegel afirma de manera sistemática que la religión es una forma de conocimiento y en esa medida es continua con la filosofía. De manera similar, critica en todo momento cualquier intento de separar la religión de la filosofía y aislarla en una esfera independiente.