Maximiliano Dacuy, Ludwig Feuerbach: límite y supresión de Dios, Buenos Aires, Editorial Teseo, 2021, 245 páginas
Teología y cultura, año 19, vol. 24, número 2 (octubre 2022), pp. 199-204 ISSN 1668-6233
En el libro de Maximiliano Dacuy que reseñamos aquí, el autor no deja ocultas sus motivaciones investigativas. Nos dice que su trabajo está en cierta continuidad con los de Manuel Cabada Castro (1980) y Francisco Martínez Hidalgo (1997) y que trata de extender algunos puntos que ellos han dejado abiertos para el análisis del pensamiento de Ludwig Feuerbach, particularmente dos. En primer lugar, la contraposición con la filosofía kantiana y el asunto de los límites de la razón, tema que fue objeto de estudio privilegiado para Kant. Y en segundo lugar, las concepciones feuerbachianas sobre la ética a través de la concepción de la actividad humana como praxis, algo que encontrará una amplia resonancia en la tradición marxista. En este comentario nos centraremos en el primer asunto, motivados por el debate que puede abrir lo que plantea Dacuy respecto de las vinculaciones teóricas entre Kant, Hegel y Feuerbach.
Dacuy (2021) elabora una breve reconstrucción del idealismo alemán de la mano de la filosofía trascendental de Kant. Sobre la noción de “sujeto cognoscente” (p. 14) sobrevuelan sus primeras consideraciones al respecto. La revolución teórica kantiana que cuestiona tanto al empirismo como al racionalismo es el marco conceptual que Dacuy establece como punto de partida para ello. No obstante, resulta extraño que la justificación del paso desde el idealismo trascendental hacía el pensamiento feuerbachiano no encuentre a Hegel como bisagra entre Kant y Feuerbach respecto de los límites de la razón.
Sobre su tratado Crítica de la razón pura nos dice Kant que podemos encontrar al menos dos utilidades: una utilidad negativa y una utilidad positiva. La utilidad negativa reside en que “nos advierte que jamás nos aventuremos a traspasar los límites de la experiencia con la razón especulativa” y la utilidad positiva en que “los principios con los que la razón especulativa sobrepasa sus límites no constituyen, de hecho, una ampliación, sino que, examinados de cerca, tienen como resultado indefectible una reducción de nuestro uso de la razón” (Kant, 2006, p. 24). Con este pasaje Kant abre la discusión sobre los límites de la razón que es objeto de interés para Dacuy. Aunque éste no advierta explícitamente estos sentidos de utilidad en su libro, sabe que es a partir de allí que Hegel, y luego Feuerbach, tomarán posición para elaborar sus propias consideraciones sobre el concepto de razón.
Además de plantear el problema de los límites de la razón, Kant distingue entre razón especulativa y razón práctica, y sugiere que la labor crítica de la filosofía debe evitar el desborde de la primera, aunque al mismo tiempo debe reconocer la tendencia inevitable de la segunda a ir más allá de la experiencia, esto, sobre todo, en el terreno de la moral, además de la convicción de que no se puede afirmar ni negar nada que esté fuera del campo de acción de la mera razón[1]. Con ello se advierten dos planos en los cuales opera la razón, uno teórico y otro práctico. Dacuy (2021) nos dice que “el acto mismo de conocer[2] es en Kant una cuestión de límites, puesto que estos configuran la experiencia” (p. 15) y que para el filósofo de Königsberg “la esfera práctica[3] es per se ilimitada” (p. 18). De esta manera se empieza a perfilar el aspecto central que Dacuy pone en cuestión:
Los ‘límites positivos de la razón y la filosofía’ fueron establecidos nada menos que por Kant; la filosofía tiene una misión crítica: la de ser celadora de tales límites, de estar en guardia del uso desmedido de la razón. Pero aquí se reconoce, al mismo tiempo, una intención natural de traspasar los límites de la experiencia, con lo cual se da lugar a la puesta en acto de una dialéctica trascendental (p. 21-22).
Esta puesta en acto de una dialéctica trascendental es uno de los mayores problemas con los cuales deberá lidiar la filosofía kantiana. Con Dacuy entendemos que es a partir de este punto que se derivan las interpretaciones de Feuerbach sobre los límites de la razón. Para Kant esta dialéctica no es lo que desde el sentido común se podría entender como una construcción retórica con propósitos engañosos, sino algo más complejo:
Hay, pues, una natural e inevitable dialéctica de la razón pura, no una dialéctica en la que se enreda un ignorante por falta de conocimiento o que haya inventado artificialmente algún sofista para confundir a la gente sensata. Se trata, más bien, de una dialéctica que inhiere de forma inevitable en la razón humana y que, ni siquiera después de descubierto su espejismo, dejará sus pretensiones de engaño ni sus constantes incitaciones a los extravíos momentáneos, los cuales requieren una continua corrección (Kant, 2006, p. 300).
Si Kant entiende que esta continua corrección se debe a la incursión constante del error cuando se pretende conocer lo que está más allá de los límites de la experiencia, Feuerbach (1995) ve en ello precisamente una virtud de la razón: su infinitud. Aunque Dacuy establezca que su indagación está enfocada en los escritos de Feuerbach producidos entre 1839 y 1843, no deja de ser extraño que, respecto de esta discusión, no tenga en cuenta la disertación doctoral de 1828, pues allí uno de los temas de Feuerbach es precisamente la razón y los límites que la filosofía kantiana impone sobre ella. La presentación del problema de este escrito es la siguiente:
Que hay ciertos límites establecidos para la razón humana, más allá de los cuales no se permite intentar transgredir nadie que tenga su mente en su sano juicio, es la suprema declaración de la filosofía vulgar, por lo que se esfuerzan arduamente en convencer de que la verdad no puede ser alcanzada por la mente humana, y de que todos aquellos que se atreven, por razones de investigación, a pasar los límites prescritos, pierden su tiempo en un empeño inútil (Feuerbach, 1995, p. 77).
Feuerbach se inscribe dentro de aquellos que referencia irónicamente como perdiendo el tiempo en inútiles esfuerzos. Para él, demostrar que la razón no tiene los límites que Kant sugiere se convierte en el propósito de su trabajo. Si bien Feuerbach también caracteriza la razón a partir de otros atributos, el terreno sobre el cual desarrolla sus argumentos no se distancia de una decidida crítica al idealismo trascendental de Kant. El postulado de la infinitud de la razón se convierte así en el núcleo de esta crítica y con ello Feuerbach refuerza su tesis de la universalidad y unidad de la razón:
[…] la razón es una o infinita —pues es lo mismo— se comprueba también en el hecho de que, incluso en la vida ordinaria y en la costumbre vulgar de los hombres, todo enunciado, todo juicio, aunque aquello de lo que hablemos pertenezca al género más bajo de las cosas finitas, no sólo contiene sino que también expresa la infinitud (p. 129).
Así pues, es evidente que en este escrito el joven Feuerbach entra en discusión con la tesis kantiana de los límites de la razón, además, en el mismo texto se puede notar la influencia hegeliana que aporta un matiz importante a esta contraposición[4], esto debido a que Hegel ya había sostenido que la filosofía kantiana se equivocaba al plantear tales límites. Según Hegel, en el momento en que formula la tesis sobre los límites de la razón, Kant “no tiene delante de sí sino el estado de la metafísica de su tiempo, que con preferencia se detenía en […] determinaciones abstractas, unilaterales, sin ninguna dialéctica” (Hegel, 1993a, pp. 499-500). Algo que Feuerbach comparte cuando dice que “Kant fue crítico respecto de la antigua metafísica, pero no con relación a lo propio” (Feuerbach, 1974, pp. 38-39).
De esta manera, paradójicamente, lo que Kant reprocha a la tradición ―su estancamiento en una dialéctica de la ilusión y el error―, es lo que Hegel señala como falencia en su análisis, más allá de la discusión respecto de la dialéctica y los otros sentidos que ésta puede comportar en uno y otro autor. Apoyando este argumento, en una forma que recuerda la ironía que antes señalábamos en Feuerbach, Hegel también advertía sobre el exceso kantiano referente al concepto de razón en la Ciencia de la Lógica:
La doctrina exotérica de la filosofía kantiana —es decir, que el intelecto no debe ir más allá de la experiencia, porque de otra manera la capacidad deconocer se convierte en razón teorética que por sí misma sólo crea telarañas cerebrales— justificó, desde el punto de vista científico, la renuncia alpensamiento especulativo (Hegel, 1993, pp. 35-36).
El pensamiento especulativo, que es uno de los pilares de la filosofía hegeliana, es entonces uno de los claros blancos de la crítica de Kant hacia la tradición filosófica. Hegel (1993), señala que para su par “las especulaciones teóricas son más bien perjudiciales” (p. 36), quizás sea por ello por lo que Dacuy (2021) insista en que Kant “limita la razón, determinando la frontera de la experiencia” (p. 20) y si Hegel (2017) se propone desarrollar una “ciencia de la experiencia de la conciencia” (p. 52), entonces queda claro por qué el motivo de la contraposición con Kant.
Lo que Feuerbach a su vez, a través de su crítica a Hegel, desarrolla respecto del asunto de los límites de la razón es la diferenciación entre el sujeto que conoce y el sujeto que crea el mundo de la experiencia. Así, Dacuy (2018) está en lo correcto cuando señala que “en el Feuerbach de 1841 hay una clara postura sobre el papel del sujeto no sólo como fundamento del conocimiento, sino como creador de objetos divinos y científicos” (p. 159). Si bien aquí Feuerbach ya está mediado por su ruptura con Hegel expuesta en su texto “Apuntes para la crítica de la filosofía de Hegel” de 1839, no por ello resulta menos cierto que siga compartiendo con Hegel el núcleo de la crítica a Kant. Allí Feuerbach nos dice lo siguiente: “Kant incurrió en la contradicción […] de concebir e interpretar erróneamente los límites positivos y racionales de la razón, concibiéndolos como barreras. Las barreras son límites arbitrarios, no obligatorios y superables” (Feuerbach, 1974, p. 52). Este mismo texto, que como dijimos da cuenta de la ruptura con Hegel, encuentra ciertos puntos ambiguos que también invitan a no abandonar del todo la filosofía hegeliana, sino a una reconsideración de ésta en una clave antropológica. Esto porque el reclamo de Feuerbach a Hegel no deja de lado la crítica a Kant respecto de los límites a la razón, sino que es enfático en rechazar que a partir de ello Hegel derive el desarrollo de una razón especulativa y no una razón antropológica y materialista, y es por eso por lo que “para Feuerbach no tiene sentido, en consecuencia, un pensamiento al que no le sea lícito sobrepasar unos límites determinados” (Cabada, 1980, p. 27)[5]. Martínez Hidalgo (1997), también coincide en este punto cuando sugiere que “la reflexión feuerbachiana estuvo condicionada por su experiencia hegeliana como también por la crítica de Hegel de los límites de la razón” (p. 46).
Ciertamente lo que Feuerbach señala problemático en Hegel es su tendencia a establecer una identidad entre filosofía y teología, que no permite que la crítica a los límites de la razón sea lograda, pues de nada sirve cuestionar esto si en cambio se sigue de ello una consideración igualmente abstracta y problemática. Esta consideración tiene que ver con el desarrollo dialéctico del espíritu y su supuesto progresivo avance hacia la libertad. Dacuy nos sugiere que es este el motivo por el cual se puede establecer sin duda una ruptura del discípulo Feuerbach con su maestro Hegel: “Feuerbach […] critica de la dialéctica hegeliana esta necesidad imperiosa de poner algo sólo a los fines de su superación” (Dacuy, 2021, p. 35). Dacuy, además, plantea cierto momento donde el lenguaje tiene un papel relevante a la hora de explicar esta ruptura. Aunque no sea del todo evidente que Dacuy esté apelando con ello a la advertencia de la inversión hegeliana del sujeto y el predicado por parte de Feuerbach, para él es claro que este último empieza a fundamentar su antropología a partir de este señalamiento.
El libro de Dacuy suscita muchas otras preguntas que no abordaremos aquí. Aunque vale cerrar este comentario con otra de sus provocadoras afirmaciones, una según la cual “el género […] es un concepto fundamental para la filosofía feuerbachiana. En él confluye la reducción antropológica de la teología” (Dacuy, 2021, p. 192). Si bien este postulado abre otra vía para la discusión, no sería arbitrario adjuntarlo al problema de los límites de la razón, pues, después de mostrar que de ello se deriva también una crítica a la filosofía teológica de Hegel, el concepto de género podría perfilarse para la continuación de la crítica de Feuerbach y como centro de sus consideraciones sobre la ética y la política, asuntos con los cuales el mismo Dacuy cierra su libro.
Referencias
Cabada, M. (1980). Feuerbach y Kant. Dos actitudes antropológicas. Madrid: Universidad Pontificia Comillas de Madrid.
Dacuy, M. (2021). Ludwig Feuerbach: límite y supresión de Dios. Buenos Aires: Editorial Teseo.
Dacuy, M. (2018). La construcción de objetividad en la filosofía de Ludwig Feuerbach, en el periodo 1841-1843. Revista Dialectus, 13, 155-170. https://doi.org/10.30611/2018n13id40085
Feuerbach, L. (2021). Carta de Ludwig Feuerbach a Georg Wilhelm Friedrich Hegel. Cartas y polémicas filosóficas. Medellín: Ennegativo ediciones.
Feuerbach, L. (1995). Sobre la unidad, universalidad e infinitud de la razón. Abelardo y Heloísa y otros escritos de juventud. Granada: Editorial Comares.
Feuerbach, L. (1974). Aportes para la crítica de Hegel. Buenos Aires: Editorial La Pléyade.
Hegel, G.W.F. (2017). Fenomenología del espíritu. México: Fondo de Cultura Económica.
Hegel, G.W.F. (1993). Ciencia de la Lógica I. Buenos Aires: Ediciones Solar.
Hegel, G.W.F. (1993a). Ciencia de la Lógica II. Buenos Aires: Ediciones Solar.
Kant, I. (2006). Crítica de la razón pura. Madrid: Taurus Ediciones.
Kant, I. (1995). La Religión dentro de los límites de la mera Razón. Madrid: Alianza Editorial.
Martínez, F. (1997). L. A. Feuerbach, filósofo moral. Una ética no-imperativa para el hombre de hoy. Murcia: Universidad de Murcia.
[1] “El racionalista, en virtud de este título suyo, ya por sí mismo ha de tenerse dentro de los límites de la inteligencia humana. Por eso jamás negará, como un naturalista, ni discutirá la posibilidad interna de una revelación en general ni la necesidad de una revelación como medio divino para la introducción de la Religión verdadera; pues de eso ningún hombre puede decidir nada mediante la Razón” (Kant, 1995, pp. 150-151).
[2] Agrego estas cursivas.
[3] Agrego estas cursivas.
[4] Recordemos que junto a su disertación, Feuerbach le envío a Hegel una carta donde se declaraba como su “discípulo directo” y lo reconocía como su “maestro” (Feuerbach, 2021, p. 35).
[5] Además de esto, Cabada insiste en la preeminencia de la crítica a Kant por parte de Feuerbach: “Feuerbach constata en primer lugar la tendencia […] innata del espíritu a conocer el infinito. Esta tendencia hace que el espíritu no se detenga en los límites que Kant y los kantianos ponen al conocimiento, sino que lo impulsa a la indagación de lo infinito” (Cabada, 1980, pp. 29-30).