Teología y cultura, año 1, vol. 1 (agosto 2004), pp. 21-33 ISSN 1668-6233
Participo con especial placer en este homenaje a nuestro apreciado amigo y colega Jaime González Dobles. Mi amistad con Jaime comenzó bajo circunstancias interesantes, en las que veo significado ecuménico. Nos conocimos en Lovaina en febrero de 1962 en una consulta sobre la problemática social de América Latina (en la cual participó también Arnoldo Mora). Lo curioso era que en Costa Rica Jaime había vivido a media cuadra del Seminario Bíblico, donde yo llegaba todos los días de la semana, sin nunca conocer a Jaime. ¡Eran tan altas las paredes confesionales que fue necesario ir hasta Bélgica para conocernos!
En esas fechas estaba en plena marcha el Concilio Vaticano. No habían comenzado los encuentros ecuménicos entre católicos y protestantes en Costa Rica. Aun no había nacido el movimiento Éxodo, ni existía la Universidad Nacional con nuestra Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión. Veo como señal del avance de nuestra unidad y del derrumbe de las murallas sectaristas en nuestra patria, el hecho de encontrarnos hoy juntos, unidos en un profundo respeto mutuo, para rendir un bien merecido homenaje al brillante joven que conocí por primera vez hace tantos años en Lovaina.
Palabras clave: teología, creación, ética.