Teología y cultura, Año 10, volumen 15 (octubre 2013) · ISSN 1668-6233 Fecha de aparición: 31 de octubre, 2013 | pp. 1-6
Edición especial 200 años del nacimiento de Kierkegaard (1813-2013)
Presentación
En el día de la Reforma la revista Teología y cultura lanza un número especial dedicado a uno de los más grandes pensadores protestantes: Sóren Kierkegaard. Este año, además, se cumplen dos siglos de su nacimiento. Sin dudas, el pensador danés ha sido uno de los más influyentes tanto en la filosofía como en la teología contemporánea. En efecto, filósofos como Martin Heidegger, Karl Jaspers y Jean-Paul Sartre y teólogos como Karl Barth, Paul Tilich y Emil Brunner, entre otros, han admitido la influencia kierkegaardiana. Más allá de que entre los especialistas en filosofía se discuta si Kierkegaard es el padre del existencialismo no cabe duda de que su pensamiento ha influido decisivamente en esa corriente filosófica. Y, en lo que se refiere a la teología, los escritores mencionados hacen referencia explícita al pensador danés, tanto en lo concerniente como al modo de concebir la fe en tanto “paradoja” y “decisión” y definir de la existencia cristiana en el mundo.
En el primer artículo, María J. Binetti, mediante una profunda investigación en fuentes primarias, plantea que Kierkegaard se concibió como un pensador religioso y cristiano. Sin embargo, el cristianismo que profesa no tiene que ver con el Jesucristo histórico ni con la Iglesia cristiana ni con sus dogmas. Más bien, el pensador danés intenta reñmdar el cristianismo sobre la base de la singularidad. La autora intenta explicar las razones de tal concepción, que introduce una nueva conciencia religiosa que podría guardar cierta semejanza posmoderna de un “cristianismo sin cristianismo.”
En el segundo artículo, Andrés Albertsen analiza la obra clave de Kierkegaard Temor y Temblor, publicada bajo el seudónimo de Johannes De Silentio y que tiene como eje central la historia bíblica del “sacrificio de Isaac”. El autor interpreta que en ese texto nos enfrentamos a diferentes demandas éticas que no pueden ser armonizadas y que exceden nuestra capacidad para responder. Argumenta que no nos realizamos por medio del cumplimiento de nuestras responsabilidades éticas, sino accediendo a la fe, la cual, sin embargo, no elimina las demandas éticas. Albertsen aduce que la comprensión de De Silentio sobre la fe no se puede confundir con fanatismo ni puede justificar el terrorismo ya que implica un doble movimiento: en primer lugar, el movimiento de la resignación infinita y, en segundo lugar, el movimiento iniciado por Dios por el cual recibimos los dones de Dios volviéndonos capaces de vivir en este mundo con alegría.
El tercer artículo, escrito por Alberto F. Roldán, aborda la influencia de Kierkegaard en el pensamiento teológico de Karl Barth. Ambos autores reconocen el uso de la dialéctica como método y coinciden en definir a la fe como paradoja y pasión. Sin embargo, Alberto F. Roldán percibe que, mientras la influencia de Kierkegaard es clara en el comentario de Barth a la carta a los Romanos, en su Charch Dogmatics el teólogo suizo toma cierta distancia de los postulados existencialistas del pensador danés, sobre todo en lo que se refiere al subjetivismo kierkegaardiano que Barth propone sustituir por un objetivismo cristológico.
En “Kierkegaard, entre Buber, Levinas y Derrida: tres lecturas de Temor y temblor, Pablo Uriel Rodríguez expone cómo estos tres filósofos judíos han leído los textos de Kierkegaard, con especial referencia a Temor y Temblor, desde sus propias perspectivas filosóficas. Rodríguez sostiene que los tres confrontan el pensamiento de kierkegaardiano contra sus propios problemas y perspectivas. Buber cree que Kierkegaard anticipa la dialéctica “Yo – Tú”, aunque no puede desarrollarla satisfactoriamente. Por su parte Levinas reconoce y aprecia las objeciones de Kierkegaard contra Hegel, pero considera la ética de Kierkegaard como una forma de
violencia. Finalmente, Derrida usa Temor y Temblor para exponer su teoría de la subjetividad y criticar las teorías éticas de la modernidad.
El quinto artículo está escrito por Patricia Dip, en el que parte de El concepto de la angustia de Kierkegaard para discutir las implicaciones antropológicas del cristianismo en la lectura de Kierkegaard y sus antecedentes en Hegel. No obstante, el verdadero interés de Dip consiste en abordar a Kierkegaard y a Marx como críticos del fundamento último de la metafísica hegeliana, que consiste en un espiritualismo en el danés y en un naturalismo en el joven Marx.
El sexto artículo es de David Roldán, y presenta la cuestión de la autonomía del arte en Kierkegaard, en donde discute diferentes formas de comprender dicha autonomía, así como los diversos modos en que Kierkegaard aborda la cuestión estética. Aunque por momentos ciertos seudónimos otorgan un lugar privilegiado al arte en la comunicación indirecta, la tesis de fondo de Kierkegaard remite a una relación con lo divino, que obtura la posibilidad de una real autonomía del arte.
Ofrecemos por primera vez en castellano el artículo del Alvaro L. M. Valls, en el cual discute las críticas que Theodor Adorno realizara a Kierkegaard en lo referido a su doctrina del amor cristiano como mandato. Valls, un importante referente de los estudios kierkegaardianos en América del Sur, sostiene la tesis de que Adorno no comprendió las implicaciones materialistas de la interpretación kierkegaardiana del amor cristiano.
Finalmente, la conferencia que Jon Stewart ofreciera en la Argentina en 2010, referida a las concepciones de la fe religiosa y el espíritu en Hegel y Kierkegaard, es ofrecida al público lector aquí por primera vez. Se trata de un planteo que muestra ciertas equivalencias entre ambos filósofos, así como la oposición entre el Espíritu como “mediación” (Hegel) y “paradoja” (Kierkegaard).
Agradecemos muy sinceramente a estos autores y autoras que han confiado sus trabajos para ser incluidos en el presente número de Teología y cultura y muy especialmente a Pablo Uriel Rodríguez y Patricia Dip por sus valiosas orientaciones en la elaboración de este número. Tenemos la firme esperanza de que estos contenidos sean de utilidad no sólo para la lectura personal sino también como textos valiosos para seguir reflexionando sobre el rico pensamiento de Sören Kierkegaard, un autor que, más allá de la preferencia de cada uno, a doscientos años de su nacimiento, resulta insoslayable por la impronta que ha dejado tanto en la filosofía como en la teología.
Buenos Aires, 31 de octubre de 2013